El Belén de Momán se convierte en una denuncia del abandono del rural gallego

El Belén de Momán, en la parroquia del municipio de Xermade, se ha transformado este año en una contundente acción simbólica destinada a visibilizar el deterioro progresivo que sufre el rural gallego. La instalación, ubicada en el local social, incorpora mensajes reivindicativos en distintas escenas tradicionales del Nacimiento que recuerdan que, si Jesús naciese hoy en una aldea gallega, también padecería la falta de servicios, la despoblación y el envejecimiento de la población.
A través de estos carteles, los vecinos recuerdan que Momán llegó a contar con más de veinte bares —auténticos puntos de encuentro y de vida social— y que en la actualidad solo queda uno abierto. El consultorio médico está cerrado, numerosas viviendas permanecen vacías y la población envejece a un ritmo acelerado. A ello se suma la alerta ante una posible reducción de la atención municipal, lo que obligaría a los residentes a desplazarse a Vilalba para realizar trámites básicos.
El mensaje central de la iniciativa es claro: un nacimiento contemporáneo en Momán tendría lugar en un pueblo sin centro médico, con servicios debilitados y con familias que deben recorrer kilómetros para acceder a prestaciones esenciales.
Las voces de la vecindad refuerzan esta denuncia: “El Belén es un símbolo de esperanza, pero también puede ser una llamada de atención. Si la Sagrada Familia tuviera que vivir hoy aquí, también sufriría el cierre de servicios y el abandono institucional que padecemos cada día”, explica una vecina.
Un residente de mayor edad recuerda tiempos más dinámicos: “Yo recuerdo cuando había gente en la calle y los bares estaban llenos. Ahora cada año somos menos y sentimos que a las administraciones no les importan los pueblos pequeños”. Otro de los participantes resume la demanda común: “No pedimos nada extraordinario, solo poder seguir viviendo aquí con dignidad: un consultorio médico, una mínima atención municipal y servicios que no nos obliguen siempre a desplazarnos a Vilalba.”
Con su carácter reivindicativo, el Belén de Momán aspira a abrir un debate necesario sobre el futuro de las aldeas gallegas, al tiempo que reivindica que el rural sigue vivo, mantiene su potencial y merece ser escuchado.