“Este libro lo tejí con la imaginación y con los hilos de vivencias propias y ajenas”

Manuel Castro Santamariña (Guitiriz, 1958) viene de publicar su primera novela, A noite que se foi a luz, una narración entrañable que arranca con un apagón durante una noche de temporal en la casa de los abuelos.
Su autor es un maestro retirado y una figura ampliamente vinculada a la defensa y divulgación del patrimonio cultural gallego. A lo largo de su trayectoria docente, ejerció en los colegios de Cariño, As Pontes, Aranga, Xermade y Vilalba, dejando huella allí por donde pasó.
Comprometido con el movimiento cultural del país, formó parte de la AC Xermolos de Guitiriz y del Centro Cultural y Recreativo de Vilalba. Desde la fundación del Instituto de Estudios Chairegos (Iescha) en el año 2000, integró su junta directiva, asumiendo la presidencia entre los años 2009 y 2017. Su pasión por el patrimonio inmaterial quedó también recogida en publicaciones colectivas, revistas y colaboraciones en programas de radio y televisión. No año 2013 publicó Cancionero de las tierras de Aranga, editado por la Diputación de A Coruña, un trabajo a lo que dedicó esfuerzo e ilusión para preservar la memoria musical de nuestras tierras.
Actualmente reside en Vilalba, está casado y es padre de un hijo, a lo que dedicó con orgullo su libro, manteniendo viva su implicación con el patrimonio y con la identidad cultural gallega.

¿Cómo surgió la idea de la novela?
Anteriormente he colaborado con trabajos de menor entidad en revistas y publicaciones colectivas. La idea de escribir una obra con la temática de esta ya llevaba años en mi cabeza. Fue durante la pandemia cuando me puse con ella.
¿Cuánto tiempo le llevó escribirla?
Alrededor de un par de años. Fui escribiendo sin prisa, unas veces con más intensidad que otras. A principios de 2023 ya estaba finalizada, pero luego vinieron las correcciones, el trabajo de maquetado, elegir portada, unas pequeñas ilustraciones, decidir la edición, … Todo eso lleva su tiempo. Por cierto, había querido manifestar mi agradecimiento a las personas que hicieron posible que el libro sea una realidad, especialmente Arturo Gómez Mato, autor del maquetado y portada; y Alfonso Blanco Torrado, responsable de Xermolos, como editor.
Háblenos un poco del que encontraremos en esta obra.
Encontramos comunicación intergeneracional, etnografía y patrimonio inmaterial. Mas también elementos para la reflexión como la influenza de las pantallas en la relación familiar y social, el idioma, el machismo-feminismo y mismo la fragilidad de la vida. Traté de transmitir mediante este formato novelado que hay mundo más allá de las pantallas, sean de móvil, de consolas o de televisor.
¿Dónde se está vendiendo y qué aceptación tiene?
Quien editó y distribuye es la asociación Xermolos y la Hermandad Manuel María. Pienso que está teniendo muy buena aceptación, por los comentarios que me llegan. Es un libro fácil de leer y que resulta muy próximo. Los mayores se pueden ver retratados en la historia que se cuenta, y a los más nuevos les sirve para acercarse a nuestra sociedad de hace unas décadas y a reflexionar sobre nuestra realidad social y cultural.
¿Ya está trabajando en un nuevo proyecto?
De momento no. Hay ideas latentes pero que aún no empezaron a brotar.
¿Cuál fue la fuente de inspiración? ¿De que se nutre para crear los personajes y las historias?
Decía nuestro bienquerido Agustín Fdez Paz que escribimos con los hilos de la vida, que todos tenemos nuestro Macondo particular. Y efectivamente, esta obra yo la tejí con la imaginación, pero también con hilos de vivencias propias y ajenas.
¿Si leemos el libro por donde pasearemos?
La historia está localizada en Guitiriz, en un ambiente rural actual. Aparecen también otros lugares de la Terra Chá y aledaños.
¿Se encuentra también algún perfil autobiográfico?
Como ya comenté anteriormente, la obra no es autobiográfica aunque hay algunas realidades y vivencias personales que aparecen reflejadas en ella.
¿Su profesión como maestro y su experiencia vinculado al apoyo a la cultura acercaron algo a esta novela?
Evidentemente. Precisamente en el trabajo diario con los rapaces a lo largo de los años y donde fui observando lo deterioro cultural y el empobrecimiento lingüístico que estamos experimentando. El medio rural fue la reserva de nuestro idioma y de nuestras tradiciones. En la actualidad el rural esmorece, queda sin gente. Mudan además las formas de producción y mismo las formas de vida; y por encima los medios de comunicación, absolutamente mayoritarios en castellano, contaminan de manera brutal nuestra lengua. Esta realidad es la que intenté poner de relieve en este libro. Supongo que el breve vocabulario que añadí al final obedece también a mi espíritu docente.
¿Es complicado entrar en el mundo lana literatura y vivir de esto?
Pienso que sí, las dos cosas, sobre todo la segunda; pero a mí ni de lejos me pasó por la imaginación ninguna de ellas. Con esta obra no pretendo poner un marco en la literatura gallega, ni mucho menos. Mi intención no pasa de documental y etnográfica. Si además resulta amena y ayuda a reflexionar ya me doy por satisfecho.