Las fiestas de Vilalba del 2025 en una única imagen

Uno de los primeros anuncios de las fiestas de Sano Ramón y Santa María fue el autor del cartel anunciador del evento.
En esta ocasión, la persona elegida fue Eduardo Pérez Baamonde, un vilalbés, afincado en Cambados, que desarrolla una meritoria trayectoria profesional como pintor, muralista e ilustrador; acumulando más de 60 exposiciones individuales de su obra y alcanzando en el año 2018 el XXVII Premio Nacional de Pintura Antonio Arnau.
Se trató de una petición en la que todos los miembros de la comisión estuvieron de acuerdo buscando un vilalbés para explicar con una imagen lo que son las patronales de la villa. Hablamos con el autor.
Explíquenos cómo fue que acabó diseñando el cartel.
Fue la responsable de la concejalía de Cultura a que contactó conmigo, pues conocía mi trayectoria artística y en el 2024, la titular anterior diera departamento, me encargó unas acuarelas para agasajar al jurado del certamen literario y al pregonero. Ya de aquella hablamos de la posibilidad de realizar el próximo cartel del Sano Ramón.

¿Qué es lo que quiere representar en él?
Ante todo quiero resaltar el carácter festivo del evento y, por lo tanto, tratar los motivos con desenfado y con un poco de humor. Por eso aparece el Castillo bailando, a “Lo” de Ramón es un roscón y sobre la torre hice una muy merecido homenaje a la banda municipal que, acopiados los músicos, tocan como pueden sin perder el equilibrio. Incluso un cohete atraviesa el bombo y siguen amenizando la fiesta.
Es el primer cartel que hace para las fiestas de Vilalba, pero no el primero que diseña, ya que tiene mucho trabajo desarrollado en este campo, ¿no?
Sí, es el primero. Hace años hubo algún intento errado. Siempre me atrajo el formato cartel por la suma que implica de imagen, texto, idea e impacto visual que debe provocar. Es un reto muy estimulante y, también, muy exigente, que trae a menudo un largo proceso de bosquejos y de ensayos que, hasta dar con el producto final, muchos de ellos finalizan en la papelera.
Háblenos un poco de su trabajo, ¿cuándo comenzó y cuánto tiempo lleva en esto?
Comencé a dibujar como hecho expresivo y manera de comprender lo que nos rodea, ya desde muy pequeño. Después desarrollé mi carrera como profesor de Dibujo en la enseñanza y paralelamente practiqué la pintura rápida, el sketching, el diseño de carteles, logotipos, asistencias a ferias nacionales e internacionales, exposiciones, etc.
¿Cómo combina las distintas especialidades en las que trabaja?
Dibujar es una actitud. Una manera de pasar por la vida. Puede parecer una exageración -claro está-, pero hasta durmiendo tengo en cabeza un lápiz y un papel. Se acumulan en el estudio montones de cuadernos llenos de dibujos. Siempre tengo cerca algo para hacer un apunte y, de lo contrario, solo veo las calles, las gentes y los paisajes como posibles encuadres.
¿De qué trabajos se siente más orgulloso?
Lo cierto es que se había estado plenamente satisfecho con algún trabajo, acabaría pisado por la autocomplacencia. Todos los días indago, pruebo, estudio y analizo para conseguir nuevas fórmulas expresivas. Bien, dejemos aparte el misticismo: creo que la fundación, junto con Anabel Ramudo, de Almacén de Fábulas como proyecto editorial especializado en la publicación de cuadernos de acuarelas sobre Galicia es el legado más importante que dejaré cuando marche.
¿Cuáles son sus objetivos profesionales?
Además de seguir aprendiendo para mejorar plasticamente, mantener la energía suficiente y el ánimo bien afilado para seguir buscando interpretaciones imaginativas, participando en concursos de pintura rápida, viajando y haciendo acuarelas directas y, algo que cada vez me ocupa más esfuerzo intelectual y tiempo, realizar viñetas de humor gráfico que, en cierto sentido, se convirtieron en mi manifiesto ideológico.
¿Cómo es su vinculación con Vilalba y también con sus fiestas? ¿Cómo las vivía antes y como las vive ahora?
Como imaginarás la relación con el San Ramón no es la misma con 15, con 24, con 47 o con 63 años. Para los que nos mantuvimos vinculados a Vilalba, aunque no residamos habitualmente, llega el 31 de agosto y los recuerdos permanecen en la memoria. Más que una implicación activa en las fiestas, a nuestra edad son unas fechas que propician los encuentros con viejos amigos y con otras muchas personas con las que tuvimos relación a lo largo de los años.