Muras: Ruta por la Sierra del Xistral

TerraChaXa
Esconde una de las rutas más espectaculares y exigentes de Galicia, de casi 60 kilómetros, que arranca en la parroquia del Viveiró
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7 Sep 2025

En pleno corazón de la provincia de Lugo, la Sierra de O Xistral esconde una de las rutas más espectaculares y exigentes de Galicia: un recorrido circular de casi 60 kilómetros que arranca en la parroquia del Viveiró (Muras) y lleva al aventurero a través de montes, nacimientos de ríos, eólicos, bosques húmedos y valles profundos cómo lo del Infierno. Un desafío físico y emocional para quien ama la montaña en su forma más pura.

La ruta comienza en el Viveiró. Desde allí, los primeros kilómetros llevan por la DP-6502 hasta abandonar el asfalto y afrontar una dura subida hacia el Monte O Xistral, que con 1032 metros es el techo de la sierra. Sin llegar a la cima, el camino roza los 960 metros de altitud antes de comenzar un descenso pronunciado por Lombo Longo.

Muy cerca de esta bajada nace uno de los ríos más emblemáticos de Galicia: el Eume, fruto de la unión de las aguas del Rego do Lamoso y del Toxeiras. Desde este punto, el trayecto continúa con uno sube y baja constante, pasando por la colina de los Altos del Fiouco, A Pena do Ovo y Os Chaos, hasta cruzar el Río do Pedrido, un paso complicado por su fuerza y caudal.

Luego de un pequeño tramo asfaltado por la LU-P-0101, los senderos nos llevan al Parque Eólico Cuadramón y a los Montes de la Fragavella, pasando por la zona de Almuxada y cruzando arroyos con nombres evocadores cómo lo de la Fraguela o el de O Cabo. Aquí los vientos y la niebla son compañeros constantes, haciendo honra al carácter indómito de la sierra.

Tras las subidas al Curro do Bispo y la Pena Beira, y el paso por los valles de O Porto da Cal e do Inferno, la ruta vuelve a coger altura hasta A Arca, pasando antes por la ermita de San Antonio, ya en el término de O Calvo. A su lado, el Eume, cada vez más fuerte, acompaña un descenso prolongado hasta A Ponte Ferreiros. La subida final al Campo do Foxo, en el Parque Eólico de Vilalba, cierra con fuerza la parte más dura de la jornada, donde mismo los caballos salvajes parecen guardianes de las cumbres.

La ruta es, en palabras de los autores, “rompepiernas”, con más de 1400 metros de desnivel positivo acumulado, tramos duros y bajadas técnicas. La dificultad no está tanto en la técnica cómo en la resistencia y en la capacidad de adaptación al terreno y al clima, que en este caso fue especialmente duro: lluvia, niebla, viento y frío.

El paisaje, con todo, recompensa el esfuerzo. La naturaleza se muestra en estado puro: los arroyos cruzan caminos, los valles se esconden entre lomas y la fauna —especialmente caballos libres— es constante. Se trata de una ruta en la que uno se siente pequeño ante la magnitud del entorno.

Es una ruta recomendada para ciclistas de montaña experimentados o senderistas bien preparados. Se realizó con bicicleta de montaña y GPS (GARMIN), y hace falta estar atentos al estado de los senderos, pues algunos pueden estar cerrados por vegetación o contar con vallados que será necesario superar. La época más acomodada para hacerla es el verano, cuando el tiempo y el estado de los caminos son más favorables.

No hay muchas fuentes de agua potable, por lo que se recomienda llevar suficiente líquido. El recorrido cruzará varios arroyos y ríos, entre ellos el Landró, Eume, Pedrido y de O Porto, por lo que el contacto con el agua y con la naturaleza es continuo.

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