Reportaje: Del buen gobierno del agua de riego
Es imprescindible conservar los ecosistemas porque sustentan nuestra salud y nuestra economía
Autores: Tomás S. Cuesta García, Director da Escola Politécnica Superior de Enxeñaría da USC, e Xan Neira Seijo, Profesor Titular da USC.
Un ecosistema es un conjunto de organismos vivos que comparten un mismo hábitat, por tanto, la concepción de la especie humana cómo dominador de la naturaleza ha conducido la inevitables desequilibrios. Los servicios ecosistémicos, que resultan del propio funcionamiento de los ecosistemas, son aquellos beneficios que un ecosistema aportación a la sociedad y que mejoran la salud, la economía y la calidad de vida de las personas. Son ejemplos de eso la producción de agua limpio, la formación de suelo, la regulación del clima por parte de los bosques, a polinización, etc.
ES imprescindible conservarlos porque sustentan nuestra salud, nuestra economía y nuestra calidad de vida. Cuando no somos capaces de conservarlos, su degradación conduce a perjuicios significativos en el bienestar humano. Suelen utilizarse cómo indicadores de la calidad de nuestra interacción con el entorno.
Existen cuatro tipos distintos de servicios ecosistémicos, según el beneficio que ofrezcan:
1. Los servicios de aprovisionamiento son aquellos referidos a la cantidad de bienes o #materia primas que un ecosistema ofrece, como la madera, el agua o los alimentos.
2. Los servicios de regulación son aquellos que derivan de las funciones clave de los ecosistemas, que ayudan a reducir ciertos impactos locales y globales (por ejemplo la regulación del clima y del ciclo del agua, el control de la erosión del suelo, a polinización…).
3. Los servicios culturales son aquellos que están relacionados con el tiempo libre, el ocio o aspectos más generales de la cultura.
4. Los servicios de soporte, como la biodiversidad y los procesos naturales del ecosistema, que garantizan buena parte de los anteriores.
Estos servicios, por tanto, combinan la preservación del medio natural al tiempo que se hace un uso y desarrollo #sostenible.
El sector de la agricultura es reconocido como el mayor usuario de agua en el mundo. La agricultura utiliza actualmente en el mundo entre lo 60 y el 70% del agua dulce, una cifra que puede incrementarse hasta un 19% en 2050 segundo a UNESCO. Dentro de la agricultura, el uso del agua en las operaciones de riego es el singular. El agua, si bien no está sometida a agotamiento a nivel global, puede ser escasa y contaminada a nivel local, además #soler a no utiliza eficientemente. Esto motiva la urgente necesidad de mejorar la eficiencia del uso del agua y el rendimiento de los cultivos bajo riego.
DEL GLOBAL Al LOCAL. Bajando del global al más local, podemos tomar cómo referencia el gobierno del agua de riego en la Terra Chá
Hace años el debate era se cumplía el riego en la zona húmeda, con el paso del tiempo este ya no es el debate, la necesidad y la utilidad del riego ya es mayoritariamente aceptada.
En la Tabla 1 podemos observar la comparativa entre secano y regadío con las dos producción más representativas.
La margen de beneficios cuestes sale del orden de 500 €/ha. Así pues el riego es una opción a considerar.
Alguna de las comunidades de regantes de la zona (Ríelo Miño-Lo ríe Pequeño) dispone desde hay más de una decena de años, de obras de modernización, que le permiten el gobierno más racional del agua. Este buen gobierno es importante desde el punto de vista económico, mas también lo es desde el punto de vista social y ambiental, como anteriormente se puso de manifiesto al referirnos a los servicios ecosístémicos.
Interpretar correctamente que cantidad de agua a aportar puede tener una componente de la experiencia del regante, mas para complementarla es aconsejable a incorporación de herramientas técnicas que ayuden en la elección más acomodada de la dosis.
En la Tabla 2 presentara, para una serie climática de 30 años -de los 60 a los 90 del pasado siglo-, un calendario probabilistiño de necesidades de riego.
QUE LECTURAS SE PUEDEN HACER DE ESTOS DATOS?
La grande variabilidad de las dosis netas de riego a aportar, que van desde el entorno de 60 a 297 l/ m2 anuales.
La importancia de cuantificar las precipitaciones estivales y no trabajar con calendarios medios de riego anuales.
Que aun existiendo precipitación en “exceso”, esto no determina en absoluto a inoportunidade del riego. De hecho para la serie considerada el riego, en mayor o menor cuantía, siempre era una oportunidad.
Hace falta regar de la mejor manera, para eso es precisos conocer nuestro suelo, saber cuál es la dosis a aportar, conocer el calendario del cultivo y utilizar los datos climáticos para satisfacer las demandas de los cultivos.