Reportaje: Una sabrosa y apreciada ave
Esta especie se encuentra en peligro de extinción, pero desde Avimós intentan recuperarla
La gallina de Mos tomó su nombre del lugar de San Xiao de Mos, en Castro de Rei, donde se adquirieron en 1936 los primeros huevos para comenzar el proceso de uniformidad de las gallinas que aparecían en la comarca de Terra Chá e interior de Galicia. A partir de la selección realizada en la primera mitad del siglo XX se expandió a toda Galicia. Hoy en día, está repartida abundantemente por toda la región, predominando en aquellas comarcas en lo que #destacar en tiempos pasados. En los últimos años fueron muchos los criadores de otras partes de España que adquirieron importantes lotes de ejemplares, encontrándose ya muy distribuida a nivel nacional.
A Granxa Artesanal Chousa del Lea cuenta con gallos, gallinas, pulardas y por los que suman alrededor de 400 animales de la raza Gallina de Mos. Así, Jose Zapata, su dueño, también es el socio número 6 de Avimos y socio fundador de la misma, y llevan recuperando la raza desde hace más de 20 años.
“Nos arrancamos alrededor del año 2000 con Avimos, la formamos para la recuperación de la raza Gallina de Mos. Y naquél entonces el director técnico y veterinario de la asociación Diego Rois localizó unos 40 ejemplares en toda Galicia, de los cuales se hicieron una seleción y de la cual se hizo la reproducción hasta aumentar el censo”, dice Zapata, “pero siempre siguiendo las pautas del director técnico hasta tener un censo importante de ejemplares que está a día de hoy con más de 7.000 reproductores y que el año pasado se comercializaron alrededor de 23.000 aves”.
Para que este animal se considere de esta raza lleva un crotal en la a la derecha para identificarlo, y tiene que estar inscrito en el libro genealógico de la raza y es la asociación quien lleva las altas y bajas.
“Hicimos la recuperación pero aun hoy está en peligro de extinción. Además teníamos otro handicap, que nuestras explotaciones eran gallineros sin regularizar y para el autoconsumo”, comenta Zapata. Por eso a través de la asociación se solicitó la administración que había regularizado todo esto.
La finales del 2011 saiu un decreto de avicultura artesanal en el cual les permitieron tener los gallineros dados de alta con todas las garantías sanitarias. “ Esto permite tener 50 gallinas de puesta en cada gallinero, otras 50 reproductoras y 400 cebos, bien sean machos o hembras”, dice Zapata, “a partir de ahí la gente vio esto como un complemento económico a los ingresos familiares tanto para la venta de huevo como para carne”.
Hay que resaltar que Galicia cuenta con 177 explotaciones artesanales de las cuales casi un 40% están en Lugo provincia y la comarca de la Explanada tiene 16 criadores.
También fueron avanzando día a día con las necesidades de los socios para poner los productos en el comprado como fue la salida del huevo que al principio no se comercializaba como hoy en día.
“El huevo tiene que estar identificado con una marca, y para eso tiene que pasar por un centro de embalaje. Y solicitamos a la Administración esta necesidad, y al final los autorizaron en el 2015 unos centros de envasado del huevo que reúnen todas las garantías sanitarias para el consumidor final. A día de hoy hay 5 centros de envasado autorizados en Lugo, de los cuales 4 están Llana”, añade José Zapata. “El mismo nos pasa ahora con la carne, porque no tenemos mataderos adaptados a nuestros métodos de cría, que cumpla nuestras necesidades de sacrificio. Y por eso es por lo que estamos trabajando con la administración de nuevo para que nos autorize unos mataderos en nuestras explotacions”, comenta Zapata. Así, si un restaurante pide un gallo, se les podrá servir con unas garantías hixienico sanitarias adecuadas y sin gastos extras para los criadores en el tema de mataderos externos.
“Yo del que crio en torno a un 90% ve a la restauración, y en el momento que cerró la hostelería por la pandemia, en marzo del 2020, reduje mis ventas notablemente. Los productores que sirven a la hostelería se vieron muy afectados, todos nos vimos afectados”, dice Zapata.
“En mi caso intento comercializar mi producto en las tiendas más próximas, no tratar con grandes superficies, prefiero el local y conocer al cliente y ver que valora el producto. La satisfacción personal de ver a quién le vendes y ver lo que le parece el producto y muy importante”.
Beatriz Cuanto y su madre Pilar Edrosa, se encuentran la frente de Granxa As Minas en Castro de Rei, una granja extensiva que se dedica a la crianza de la Gallina de Mos.
“Nuestros animales tienen una cerca para que no entren las alimañas y así ellos pueden entrar y salir cuándo quieren. Cuentan con una mucha zona verde para escarbar y sacar alimento”, dice Beatriz, “aunque cosechamos algún cereal como maíz y trigo y elaboramos su pienso con unos valores de proteína y grasa equilbrados”.
En esta granja intentan hacer una crianza el más natural y tradicional posible, así, “le damos patata cocida, berza, calabaza, mucha hortaliza, ...como se se habían criado en la casa”, añade Cuanto.
Cuentan con una producción de unas 60 gallinas entre huevo y cría, y sobre 50 gallos en cebo, que producen alrededor de 270 huevos anuales y aunque esta raza no produce como una gallina ponedora su huevo es muy apreciado culinariamente pues es más rico. “Cuando se frie, la clara tiene mucho menos agua y es más densa y la yema y como más melosa”, dice Beatriz.
La Gallina de Mos “es uhna gallina semi pesada, y una vez que finalizan los suyo ciclo a los 2 o 3 años sigue teniendo una carne muy apreciada, porque realmente es una raza de carne”, dice Beatriz, por eso la pandemia les afectó ya que “en el tema de los galos la hostelería era un buen cliente y al estar cerrada lo notamos más. Los gallos y las carnes salieron a la venta a particulares pero no es el mismo”, finaliza Beatriz.
La ExpoDegustación de la Gallina de Mos que se celebró en el 2019 acogió también el Concurso-Exposición Comarcal de la raza, que se celebra desde hace 10 años y en el que resultó ganadora una gallina de Beatriz Cuanto y un gallo de José Zapata.